Valencia CF, la revolución a base de cantera

Hace tiempo que el Valencia CF se encuentra inmerso en una situación de lo más turbulenta. El tornado que se desató como consecuencia más inmediata arrasó con todo, provocando a su paso todo tipo de cambios: desde alteraciones más superficiales como destituciones de entrenadores motivadas por la impaciencia, hasta otras más estructurales como la pérdida de la identidad de un equipo completamente irreconocible que ha terminado por incidir en su planificación deportiva. El Valencia ha entrado desde entonces en un proceso de debilitación acelerada que le ha llevado a caer en la intrascendencia del conformismo de media tabla, carente de ambición, aunque la situación pudo volverse todavía más convulsa cuando sintió de cerca el calor del infierno que emanan los puestos de descenso.
Tan solo un pequeño síntoma de reacción le permitió salvar una temporada abocada al desastre, pero la sensación imperante que dejó como legado es que se había tocado fondo. Ahora, con el pasado enterrado en el olvido y la posibilidad de cambiar la tendencia decadente hacia una dirección más deseada, el Valencia ha comenzado a buscar otros recursos para volver a reivindicar su puesto en las alturas. Ha iniciado una revolución a base de cantera.
Confiar en el joven inexperto
El estricto régimen de austeridad en el que se ha tenido que basar el Valencia para reforzar la plantilla durante las últimas temporadas, le ha conducido al encuentro con infinidad de complicaciones para devolver el equilibrio a una plantilla cada vez más descompensada. Las ventas en busca de recompensas millonarias se han producido, aunque los movimientos en la dirección inversa han escaseado hasta abrir un contexto favorable para la irrupción de la cantera.
Confiar en la validez de Paterna ha respondido más a una necesidad de máxima urgencia que a un deseo real. Apostar por la inexperiencia de la juventud por encima de perfiles más contrastados es una decisión siempre complicada, aunque nadie duda ahora de que, más que un contratiempo, la imposibilidad de mirar hacia el exterior ha sido la guía hacia el descubrimiento de los mayores tesoros ocultos que poseía el Valencia sin siquiera saberlo.
Héroes de Mestalla
Javi Guerra, Fran Pérez, Diego López, Jesús Vázquez y Cristhian Mosquera han tenido que saltarse un par de escalones en sus etapas de desarrollo. El contexto no era el más favorable para una hornada de futbolistas con un futuro prometedor que podía descarrilarse ante las prisas desmedidas de un equipo en apuros, pero el proceso de adaptación ha sido inmediato. Iniciaron una rápida transición para transformar habilidades aún por pulir en cualidades constatadas. Derribaron las puertas del primer equipo en tiempo récord para convertirse en héroes de Mestalla. Jóvenes e imberbes.
Apenas han alcanzado la edad para conducir, aunque ya manejan el juego del equipo con soltura y desparpajo. Tampoco tienen la madurez suficiente como para desarrollar relaciones sentimentales duraderas, pero la muestra de un compromiso intachable es la declaración de amor más sincera que pueden hacer a los colores de un Valencia CF que, por fin, comienza a despertar. El gol de Javi Guerra ante el Atlético de Madrid fue tan solo un paso más en el camino labrado por la cantera hacia una nueva realidad.
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