Real Sporting, cualquier tiempo pasado parece mejor

Echando la vista atrás, casi cualquier etapa en la historia del Sporting suena mejor que la situación actual, vagando por la mitad de la tabla en Segunda División y mirando más hacia abajo que hacia arriba. Y ese 20 de abril del ’90 no iba a ser menos… 33 años después muchas cosas han cambiado, aunque otras no tanto.
Cuando el Sporting era un fijo en Primera
Hoy puede parecer algo extraño para mucha gente, especialmente los más jóvenes, pero los gijoneses han sido históricamente un equipo de Primera División. Tanto es así que en el año 1990 eran 13 temporadas consecutivas las que llevaban consecutivamente en la máxima categoría y 19 de las últimas 20 con un único descenso en la 75/76. Esta racha se prolongaría hasta la 97/98, cuando lamentablemente dejan la Primera División por un largo periodo de tiempo.
En aquel 20 de abril el Sporting no atravesaba su mejor momento en la categoría de oro, finalizando la campaña en un discreto decimotercer puesto. Sin embargo, sería el precedente a la última gran temporada del club asturiano: en la 90/91 los de Ciriaco Cano terminaron en un meritorio 5º puesto que clasificaba a la Copa de la UEFA, último año que el Sporting probaría las mieles europeas. Como curiosidad, el Real Oviedo también finalizó en puestos europeos (única vez en su historia), en la que ha sido la última gran temporada del fútbol asturiano. Eran otros tiempos. Tiempos en los que el club aún no era una sociedad anónima deportiva, en los que la familia Fernández aún no había aparecido en escena y en los que estar presentes en Primera División solo seis campañas de 23 en el siglo XXI parecería una broma de muy mal gusto.
Ciertas cosas que no cambian
Si bien todo parece dos mundos opuestos, hay determinados aspectos que son inamovibles. Uno de ellos es la cantera y el sentimiento de pertenencia. Por aquel entonces, si bien las reglas del fútbol eran bien distintas y el fútbol base tomaba una mayor importancia de la que lo hace ahora, eran numerosos los jugadores salidos de la casa que estaban en el primer equipo, y con protagonismo: Ablanedo, Emilio, el histórico Joaquín o un inexperto Abelardo son buena prueba de ello. Hoy, ese valía ‘casera’ se ve reflejada en los ‘Cote’, Pedro Díaz, Guille Rosas o los incipientes Dani Queipo y Diego Sánchez. Y es que, cuando más se necesita, Mareo siempre sale al rescate.
Así pues, aunque las comparaciones son odiosas, no hay duda de que —aún a la espera de conocer el futuro con Orlegi— si se pudiese retroceder en el tiempo hasta aquel 20 de abril del ’90 que cantaban los Celtas Cortos todo sportinguista cambiaría el devenir del club en los años posteriores al inicio de la década de 1990. Pese a mantenerse como uno de los nueve equipos españoles que nunca han estado fuera del fútbol profesional, está claro que el cariz que tomaron los últimos tiempos no se corresponden a lo que el Real Sporting, por afición e historia, se merece. Pero, siguiendo con los tópicos, la Mareona espera que estos hayan sido un paso atrás para dar dos hacia adelante.
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