Grandes sueldos sin minutos

La definición de fiasco se achaca muy rápido en un deporte como el fútbol, donde los aficionados buscan un rendimiento inmediato de los jugadores. Esta condición varía según qué factores, sobre todo la inversión que se deposita en los nuevos fichajes. El aficionado quiere que ese refuerzo funcione y que sea un apoyo vital para el equipo. Cuando ocurre lo contrario, suele ser más dura la caída y más complicada la vuelta. Este es el caso del Real Zaragoza, cuyo problema es bastante serio. Tanto Makhtar Gueye como Petrovic están comenzando a restar en el cuadro maño y el gran salario de ambos está siendo un lastre que buscan dar salida pronto. El rendimiento de ambos está dando mucho de qué hablar y ante ello, Escribá busca alternativas para dar un salto de calidad que les saque de la zona baja.
El delantero aislado
Entró con el cartel de jugador estrella por parte de Miguel Torrecilla y, sin embargo, a día de hoy se encuentra en el saco de jugadores que han rendido muy por debajo de sus expectativas. Procedente de la liga belga en calidad de cedido, en lo económico destacaba su salario, es el jugador mejor pagado de la plantilla. Sumando a todo esto las sensaciones que prometía el senegalés tras sus estadísticas en la temporada pasada (12 goles), le daban un cóctel muy difícil de controlar. Carcelo confió en el ariete y sin embargo, le ha demostrado que no está dando el nivel suficiente para LaLiga Smartbank.
Por el otro bando se encuentra la cantera. Iván Azón está dando el rendimiento que se podía esperar de Gueye. No por estadísticas, en las que lleva un gol y una asistencia en seis encuentros, sino por su actitud y su influencia en el campo. A diferencia de Azón, Gueye se encuentra como aturdido. Su juego hace dejar a los suyos casi con uno menos y la torpeza del senegalés sumado a su ineficacia para batir su marca, le ha dejado como uno de los jugadores más fáciles a batir. Sigue sin saber aprovechar su físico, no se encuentra bien posicionado habitualmente y no es capaz de alcanzar a muchos pases que le dejen finalizar jugadas. Su contador a cero lo dice todo, pero su juego en el campo sentencia al cedido por el Oostende.
Una larga curva de aprendizaje
Fran Escribá quiso darle una segunda oportunidad. Fracaso. En el encuentro en Copa del Rey ante el Diocesano no duró más de 45 minutos. Fue un partido ineficiente y que pudo aprovechar para demostrar alguna muestra de lo que es capaz. Era un momento incómodo, ya que, en rueda de prensa, el entrenador valenciano pidió calma con el jugador, aunque después en el campo indicase algo distinto. Intentó justificar su mal estado de forma con varios condicionantes: el idioma, el nivel de la categoría, la mentalidad. Sobre todo se puede recalcar esto último a un caso muy común en los delanteros. Cuando vienes de un año goleador a una sequía absoluta con un mal juego en los últimos partidos, todo se hace un nudo.
Entonces, la duda persiste en si mantenerlo y confiar en él, o darle salida y que pueda disfrutar de nuevo en Bélgica como no ha podido en Zaragoza. Como igual de dudoso es el principal motivo de sus cero goles. Quizás sea la mala adaptación, una sequía que está minando moralmente al africano o estamos ante un jugador al que hay que dar tiempo. Lo cierto en estos momentos es que buscan dar salida a una estrella estrellada.
El pivote petrificado
El asunto de Radosav Petrovic es algo más delicado. Llegando la temporada pasada como un gran fichaje que cumplió e hizo mejorar al equipo en muchos encuentros, actualmente se encuentra en caída libre. Casi dos puntos de media por partido llegaba a obtener el Zaragoza con el serbio en el campo en 2021 y a principios de 2022. Proporcionaba un equilibrio que ayudaba al cuadro maño a tener las ideas de juego muy claras en el centro del campo. Sin embargo, su nivel no está siendo el deseado. El centrocampista serbio está siendo el foco en el centro del campo. Lo que empezó siendo un jugador rocoso y difícil de superar se ha convertido en un jugador estático, sin mucho que aportar al equipo.
Carcedo tampoco llegó a confiar en él, dando muy pocos minutos al serbio. Con Escribá no ha podido avanzar mucho más y ahora se encuentra cumpliendo una sanción de tres partidos tras los altercados en Burgos. El pivote pidió disculpas ante tal actitud. De igual manera, esto no arreglará mucho porque el problema va más allá. Es el segundo más pagado, detrás de Pape Gueye. Y ambos están dando un apoyo nulo al equipo, un apoyo que no está sirviendo para remar todos en un barco que se encuentra en un constante remolino del que buscan y deben salir cuanto antes.
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