Gerard Valentín, el expreso de Avinyonet

Dicen del fútbol que es una lucha por tener el control de tiempos y espacios. Los que siguen este deporte habrán topado en más de una ocasión con jugadores recompensados por el don divino -o humano- de manejar ambas variables. Unos pocos afortunados que, en una ecuación tan compleja como un partido, despejan y resuelven las operaciones existentes tras un buen resultado. Emocionarán más o menos, pero son valiosos y trascendentes a su forma. En el caso del Club Deportivo Lugo, Gerard Valentín tiene valores tangibles. Es portador de la credencial de otros tantos que son capaces de inclinar una balanza siendo una única pieza entre veintidós. Hablemos, pues, de la línea ferroviaria preferida de los lucenses.
No descubro nada a los aficionados del Lugo. Gerard Valentín es un futbolista acostumbrado a cargar el peso del equipo en sus botas. Ha sido una pieza indispensable en las últimas temporadas del club gallego y de su rendimiento ha dependido la salvación en infinidad de partidos. El extremo derecho es reconocido como uno de los atacantes más punzantes y peligrosos de la Segunda División.
Si escribo acerca de Gerard es porque, en estas fechas en las que le relacionan -merecidamente- con clubes de Primera, uno piensa en todo lo que puede perder. La reflexión merecía unas líneas extensas y detalladas. Comentar todo aquello que es visible pero no siempre palpable, que en ocasiones queda inconexo en alguno de nuestros sentidos. Más aún si cabe sabiendo que viene de forzar una pena máxima la pasada semana que valió un punto para el Lugo.
Dueño de espacios y tiempos
En un fútbol cada vez más falto de gambeteadores él es excepción. Gerard hace del desborde su trabajo, su seña de identidad y su poder para manejar el tiempo y el espacio. Un tipo peculiar para esto, dado que lo realiza en banda natural y basándose más en su físico que en su técnica. Encara hacia línea de fondo, doblegando a los laterales rivales con su potencia y ligereza en espacios cortos y medios, además de su agilidad para cambiar de dirección y realizar eslalons en conducción. Él mismo es consciente y lo deja claro con esos autopases largos a la carrera que tan cerca están de valer el saque de puerta rival. Si no conoces al jugador, probablemente pienses que no llegue. Y a veces no lo hace. Pero generalmente te gana la carrera, llega y aún encima se planta en tu propia área con el balón controlado.
Gerard no es tan polifacético como otros. No dispone del privilegio del gol o de la defensa individual, pero dentro de lo suyo es dominante. Con ese único recurso, tanto por su singularidad como por su rareza, es capaz de romper un contexto colectivo desfavorable y convertirlo en favorable en apenas tres acciones. El Lugo disfruta y agradece las aceleraciones del expreso de Avinyonet, que saca del raíl a cualquiera que le haga frente. Genera espacios individualmente, al dividir rivales, y tiempos para asistir, buscar el disparo o que sus compañeros se ofrezcan. No en vano fue el futbolista que más conducciones verticales por partido promedió en la última edición de LaLiga SmartBank.
Una breve muestra en el Heliodoro
En Tenerife hizo, una vez más, una demostración de todo lo anteriormente comentado. No empezó bien el partido, y es que Ramis, conocedor de sus peligros, decidió asignarle desde el inicio una doble marca cercana en su bloque defensivo. Cerca de Álex Múñoz solía permanecer un segundo jugador en el 1T, para así evitar que el catalán tuviese una situación cómoda para encarar y hacer daño mediante la conducción. De todos modos, tardaría poco en revertirse la situación.
Al igual que en otoño caen las hojas, Gerard hizo que sus fortalezas tuviesen peso en el campo. Generó varias ocasiones importantes, desbordó al contraataque y en fase ofensiva y, finalmente, acabó por forzar el penalti que sirvió para cambiar el marcador. Cuando contaba con un mínimo espacio previo o se desaparecía esa doble marca, Valentín arañaba y sacaba infinidad de ventajas útiles para su equipo. Ese encuentro fue una muestra más de su influencia en el juego albivermello.
Un valor insustituible
Por limitada que esté la economía del Lugo a la hora de afrontar fichajes, una baja como la de Gerard Valentín no sería reemplazada con facilidad ni teniendo todo el dinero del mundo. Es un perfil de extremo particular, diferente, al que no sería fácil encontrarle un sustituto por su capacidad para generar ventajas y por su confianza en la carrera vertical. Una faceta en la que muy pocos tienen esa osadía y dominancia.
Sin Gerard, el Anxo Carro se quedaría huérfano de su principal fuente para desatascar ataques y partidos. Un recurso que tiene tendencia a la lesión, pero que es inagotable en el campo. Corre con la pelota y saca beneficios en la mayoría de sus acciones. Sea una falta, un espacio para alcanzar el área y centrar o para probar el disparo frente al portero. Siempre puntual y eficiente, además de potente. Gerard Valentín, el expreso de Avinyonet.
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