Manu Barreiro, el patrón del gol

Manu Barreiro se convirtió el pasado domingo en un futbolista centenario en Lugo y lo hizo de la mejor de las formas. Siendo fiel a lo que representa y a la imagen que proyecta en el aficionado. Salió desde el banquillo, entre algodones, logrando empujar una vez más un balón hacia la red. Domando el caos, trabajando entre piernas, para ofrecer una nueva victoria al equipo del Anxo Carro. Celebró gol y centena junto a su hijo y se llevó los vítores de un público devoto de su oficio. San Manuel Barreiro Bustelo, el primero de su nombre, Patrón dos Penaltis. Será presentada su obra en estas escrituras para sus mortales seguidores.
Pocas son las personas que representan tanto al Club Deportivo Lugo de los últimos años como Manu Barreiro. El punta ha sumado una simbólica cantidad de partidos como albivermello, recreando a través de ellos muchos de los instantes más icónicos y cruciales del club gallego en Segunda. Un futbolista veterano y con un rol muy determinado, pero a su vez muy determinante. Un nueve particular, que nos retrotrae a una estética romántica del fútbol. Podría decirse de Barreiro que pertenece al gremio de los obreros del gol. De picos, palas y sierras. El santiagués es un exponente de sacrificio y agallas cuando se planta sobre una alfombra verde.
El patrón de los penaltis
No se pueden narrar las vivencias de Manu Barreiro sin hacer mención al apodo que le otorgó la afición del Lugo. Este título no es fruto de la casualidad puesto que desde la pena máxima es donde ha sumado una buena parte de sus goles en las últimas campañas. Pese a no ser una garantía en otra clase de remates, Manu es un tirador letal en la pena máxima. Su mente es un témpano y su ejecución es impecable.
Anota incluso en situaciones tan críticas como la última jornada de la campaña pasada en Vallecas, en la que hizo posible el milagro y salvó de un destino peor a los gallegos con uno de esos lanzamientos. Barreiro enlaza una enorme cantidad de penaltis sin fallo desde que forma parte del Lugo y no parece llegar nunca dubitativo a su cita a solas con el portero. Un peculiar idilio que siempre supone alegrías para los sachadores.
Brega y pundonor
Otra de las facetas que distingue a Manu del resto es su espíritu competitivo. Es un delantero oficioso como pocos, constantemente involucrado en la tarea de bajar balones largos y batirse en duelo en las alturas con los centrales. Con su edad sorprende lo físicamente robusto y poderoso que es, siendo capaz de vencer a cualquiera en estos lances cuerpo a cuerpo. Muestra partido tras partido el fantástico pulimento que ha hecho de su persona para seguir sumando y siendo de importancia en el juego. Sin ser especialmente fiable jugando al apoyo o con la pelota en sus pies.
Esa brega y pundonor son de más valor todavía frente a la puerta rival. En situaciones de desorden e incertidumbre es el primero en aparecer y condenar. Tiene un don para toparse con el balón y enviarlo a las mallas en situaciones inverosímiles. Goles bellos por lo anticanónicos que son y que te hacen valorar el buen posicionamiento e intención de quien los firma. Una de las razones de su éxito y su carrera tardía en el fútbol profesional fue esa capacidad para saber qué hacer en el área. Dominó las principales categorías regionales de Galicia y se ha hecho un hueco en la noria hasta la actualidad.
Cien veces albivermello
Cumplió cien partidos a sus 35 y parece que podrían ser otros cien. En equipo donde el trabajo y las ganas se valoran tanto -más aún ahora con la llegada de Albés- un futbolista como Barreiro es caviar. Con sus peros, sus limitaciones y sus momentos bajos, pero siempre con un lazo innegable entre lo que simboliza el club y lo que simboliza él individualmente. Una de las razones lógicas por las que Manu ha logrado el estatus que tiene en Lugo y entre la afición es por esa simbiosis existente.
Por el momento parece tener gasolina, pero tarde o temprano llegará el punto en que el Anxo Carro no volverá a verlo más vestido de corto. En ese momento, el campo estará un poco más vacío al haber dejado una importante huella e impronta en el equipo gallego. Que se haga, pues, la voluntad de esta figura religiosa en temporadas venideras. Que su trabajo sirva de ejemplo para nosotros, devotos y mortales. Que sus hazañas sigan siendo motivo de rezos y cánticos semana tras semana. A ti te oraremos, San Manuel Barreiro Bustelo, Patrón dos Penaltis e do Gol.
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