Lugo, una de cal y otra de arena

La euforia de la remontada ante el Huesca ha durado apenas unos días en Lugo. La realidad, ese factor constante que tantas ilusiones arruina, hizo acto de presencia en su última visita a Cartagonova. Una realidad que ni Rubén Albés ni sus jugadores han obviado, pues salieron con el mono de trabajo dispuestos a sacar adelante un resultado positivo. Bregaron y dieron todo lo que tenían. El club gallego volvió a ofrecer minutos de mucha valía y merecimiento, pero de poco sirvió. Al final, los errores cometidos se pagaron caro. Los albivermellos volaron a casa con más sensaciones que botín. Con una de cal, pero otra de arena.
El Lugo de Rubén Albés sigue peleando por puntuar de forma regular en este inicio de campaña. Los gallegos cuentan con un único triunfo -el obtenido frente al Huesca de Ambriz- en el casillero tras seis jornadas. Escasa recompensa al esfuerzo y buen trabajo que han mostrado en diversos partidos. Si bien las sensaciones son buenas, los resultados deben ir al alza con el paso de las jornadas. El tropiezo sufrido en Cartagena es un mero aviso para un equipo que debe minimizar sus errores y seguir alimentando la línea positiva que mantiene en cuanto al juego y a las dinámicas de partido. Esos tres puntos nunca volverán, pero se debe pelear por otros tantos.
Un plan definido de partido
El modelo de juego del CD Lugo es inconfundible a estas alturas. El equipo lucense ha desarrollado su juego entorno a un concepto reactivo de fútbol. Un método que ofensivamente enfatiza las transiciones de defensa a ataque, el recorrido de sus hombres exteriores y un juego vertical. Una propuesta que ha mostrado ser coherente con sus piezas y que exprime las virtudes de sus principales individualidades. Gerard Valentín y Chris Ramos en este comienzo de temporada son dos de los hombres fijos en su 4-3-3. Un sistema que muta en defensa al 5-4-1, con Xavi Torres juntándose a la zaga y gestionando a los más jóvenes de la plantilla. Con ese esquema el Lugo suele aguardar y esperar al rival en bloques medios y medio-bajos, forzándolo al error y apretándolo cada vez que trata de progresar entre líneas.
Frente al Cartagena volvimos a ver todo esto llevado a su máxima expresión. El Lugo transitó de maravilla, con un Hugo Rama encargado de detectar y ejecutar el pase hacia la carrera de los extremos. Ramos y Valentín ofrecieron prolongaciones y acciones individuales de calidad en velocidad. El bloque fue férreo y sólido, recuperó en campo propio y minimizó las acometidas cartageneras en su área. El plan de partido de Albés, ajustado a las particularidades de la fase ofensiva rival, surtió efecto y permitió que el Lugo sacase mucho provecho de su propuesta. No obstante, todo ello fue eclipsado en el marcador por las equivocaciones.
Piedras contra el tejado albivermello
Si las sensaciones y el transcurso del partido podía lucir más de rojo y blanco, dos errores lo volvieron todo negro. El primero sucede en la zona más débil de la zaga del Lugo en el 1T: los espacios entre Campabadal y Juan Antonio Ros. Tras un buen desmarque de ruptura del ataque cartagenero Fran Vieites se sintió incitado a abandonar el área pequeña y corregir ese desajuste. El debutante no pudo reaccionar de forma adecuada, midiendo mal los tiempos de su salida y provocando un penalti que supuso el 1-1. El segundo error se produce al hacer una mala entrega en la salida de balón, que el Cartagena aprovecha para habilitar a Rubén Castro en una situación de uno contra uno frente al portero. Un contexto en el que el delantero canario tiene un instinto difícil de detener. En esas dos concesiones el Lugo pierde el encuentro.
La escuadra lucense debe trabajar para minimizar y evitar esta clase de desconexiones o errores en la lectura. Tras salir del descanso con la sensación de haber podido anotar dos o tres goles el equipo no pudo hacer frente a sus propias facturas. Para que todo el funcionamiento y maneras que muestra el Lugo tenga un impacto en la tabla es vital que se extremen las precauciones sobre estos casos tan groseros. Si se logra enderezar esos tramos o momentos concretos, el Lugo tendrá mucho logrado para avanzar en el sendero hacia la permanencia.
Cruce clave para retomar el vuelo
La próxima semana, en el Anxo Carro, los albivermellos tendrán la ocasión de reavivar la llama del triunfo frente a su gente. Volverán a casa, donde lograron su primera victoria, para batallar contra otro rival aragonés: el Real Zaragoza. Un conjunto que viene en circunstancias semejantes, dejando buenas sensaciones pero necesitado de puntos para positivar y creer en sus posibilidades. Será, por tanto, una justa de importancia para ambos equipos, que quieren sumar puntos desde el principio para no verse sumidos en la zona baja de la clasificación.

Foto: El Desmarque
Para el CD Lugo es la ocasión perfecta para recuperar el espíritu del encuentro frente al Huesca y meter mano a un equipo en una dinámica irregular. Una victoria representaría con tangibles numéricos el crecimiento que está mostrando el club gallego en cuanto a su idea de juego y el saber ejecutarla. Conseguir que el Anxo Carro sea una trinchera próspera desde la que sumar y lograr los objetivos sería de mucho valor para un club que aún no ha logrado regularidad en los resultados. Una semana más, será el césped quien dicte la sentencia.
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