Mateusz Bogusz, el martillo ibicenco

Hace unos años, se podía leer en «Ecos del Balón» un texto bajo el título «El martillo incansable». La referencia se dirigía hacia el belga Kevin de Bruynne, que por fin explotaba en el fútbol pese a que dicha eclosión se veía esperando desde dos años atrás. El parecido físico del polaco Mateusz Bogusz con el genio rubio es innegable. Ponerle a su altura futbolística sería una osadía que no nos permitiremos, aunque sí es cierto que existen ciertas similitudes en aspectos relacionados con el juego. Por ello, nos atreveríamos a referirle como «El martillo ibicenco».
Como ocurría con Kevin, de Mateusz esperaban en Logroño su explosión la pasada temporada, cuando la UD apostaba por el polaco para reforzar su plantilla en el regreso de Las Gaunas al fútbol profesional. Lejos de ello, Bogusz pasó sin pena ni gloria por tierras riojanas. Sus números, discretos y su influencia, mínima. Con tal carta de presentación se antojaba arriesgado apostar por él para cualquier tipo de cota en la presente temporada, pero el Ibiza UD lo hizo. Y los baleares no dan puntada sin hilo. Pronto, el joven atacante está respondiendo a la confianza mostrada por el club celeste. En la segunda jornada ya se ha coronado como el mejor jugador de la fecha.
Un puñal indetectable
Mateusz Bogusz brilla en mayor medida cuanto mayor es su libertad en la segunda línea ofensiva. Encorsetado, sus cualidades se diluyen y ese punto débil parece haberlo percibido mejor que nadie su nuevo técnico. Puede partir de inicio en cualquiera de las tres posiciones de esa línea que escolta al delantero, aunque lo ideal es que nadie lo ubique en ninguna en concreto en el desarrollo del juego. En ese contexto en el que aparece por cualquier flanco o por zonas interiores sin un orden aparentemente concreto, su luz se enciende y brilla especialmente.
Así lo pudimos comprobar en el primer duelo ante el Real Zaragoza, aunque mucho más en el estreno del equipo en casa ante el Málaga CF. Terminó haciendo daño especialmente desde el flanco izquierdo y es que allí finalizó las dos jugadas que terminaron en doblete goleador, a cual de ellos más bello. Pero amenazó y se proyectó por todas las zonas, sigiloso él, en multitud de registros. Conducción, regate, asociación, llegada y remate fueron algunas de las virtudes mostradas por el polaco como carta de presentación ante su afición.
Un martillo aún por forjar
Ocurre que el futbolista, a sus 21 años, es aún un diamante por pulir. Un martillo por forjar. Su parecido físico es evidente con el flamenco azul, su calidad futbolística aún dista mucho de poder asemejarse o tan sólo compararse con él. Sin embargo, en su hábitat actual, el de La Liga SmartBank, ya ha demostrado que puede ser tan desequilibrante como lo es su homónimo belga. Su posición en el campo es similar, su zona influencia también es confluyente y su capacidad para convertirse en diferencial en la competición ya ha quedado demostrada.

Foto: Diario As
Continuidad, tranquilidad y naturalidad serán, seguramente, grandes compañeros de viaje para Mateusz Bogusz. Alejarse de la euforia, huir del elogio y continuar forjando su camino en esta nueva etapa en su carrera. Porque el momento es ahora y en cualquier momento todo puede cambiar de rumbo. Hacia la cima, hacia el estrellato o, quien sabe, hacia un destino desfavorable. Con una progresión como la mostrada en la actualidad, todo apunta hacia lo positivo. Cuestión de creer.
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